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Jerusalem, cuando cayó su pueblo en mano del enemigo y no hubo quien le ayudase,

Se acordó de los días de su aflicción, y de sus rebeliones,

Y de todas sus cosas deseables que tuvo desde los tiempos antiguos:

Miráronla los enemigos, y escarnecieron de sus sábados.

Pecado cometió Jerusalem; por lo cual ella ha sido removida:

Todos los que la honraban la han menospreciado, porque vieron su vergüenza;

Y ella suspira, y se vuelve atrás.

Sus inmundicias en sus faldas; no se acordó de su postrimería:

Por tanto ella ha descendido maravillosamente, no tiene consolador.

Mira, oh Jehová, mi aflicción, porque el enemigo se ha engrandecido.

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